Doctor Ingeniero Agrónomo, responsable programa evaluación nuevas variedades. IRTA
En Europa para la producción de manzana de calidad diferenciada, es preciso su cultivo en climas suaves de montaña, media montaña o situados a mayor latitud, que permiten mejorar la firmeza, el color y la calidad de las variedades cultivadas.
En el año 2009 se firmó el convenio de colaboración entre el Departament d’Agricutura, Alimentació i Acció Rural de la Generalitat (en nombre del IRTA) y de la ADRR para el establecimiento de un campo experimental de frutales en la localidad de Llesp (comarca de la Alta Ribagorça-Lleida). Se trataba de una iniciativa pionera en el estado español, dado que no se disponía de referencias de este cultivo en zonas de montaña próximas a los 1000 m de altitud.
En España, la producción de manzana de mesa se caracteriza por estar situada mayoritariamente en zonas de llanura, siendo la principal zona productora el Valle del Ebro donde se encuentra cerca del 68% de la superficie. Cataluña y Aragón son las dos principales regiones productoras a las que hay que añadir Navarra, la Rioja, Castilla-León y la Comunidad Valenciana, entre otras productoras.
La producción en zonas de llanura implica condiciones climáticas caracterizadas por elevadas temperaturas y baja humedad ambiental en el período estival, a las que el manzano presenta una deficiente adaptación. Con temperaturas diurnas superiores a los 30ºC la planta se ve sometida a un stress que ocasiona el progresivo cerramiento estomático, la disminución de la tasa fotosintética y de la asimilación neta de CO2 durante el día. Por la noche, temperaturas elevadas (>20ºC) ocasionan que la tasa respiratoria sea mucho mas elevada que en climas frescos por lo que se incrementa el consumo de carbohidratos. Como balance final (día mas noche) el “pool” de hidratos de carbono y de otros compuestos disponibles para el metabolismo celular se reduce fuertemente disponiéndose de menos sustrato para las diferentes rutas metabólicas como las que dan lugar a la biosíntesis de los antocianos (pigmentos responsables del color rojo en la manzana), a la biosíntesis de aromas, volátiles, compuestos lipídicos y otros que forman parte de la estructura de las paredes celulares como las pectinas.
Es por ello que para la mayoría de variedades cultivadas en climas cálidos, excepto las de recolección tardía como ‘Pink Lady’, la falta de color en variedades rojas (‘Gala’, ‘Delicious’, ‘Jonagold’, ‘Fuji, etc.), la falta de firmeza en las del grupo ‘Golden’ y el incremento de las pérdidas por golpe de sol, son factores limitantes que ocasionan en la actualidad una pérdida de competitividad de nuestras producciones frente a las procedentes de países con climas mas apropiados y frescos como Francia o Italia (Hemisferio Norte), Chile, Brasil o Nueva Zelanda (Hemisferio Sur), entre otros.
Dicha pérdida de competitividad se ha traducido en las últimas dos décadas en importaciones crecientes hacia España, especialmente por la gran distribución. Ello se debe a que el sector productor no es capaz de ofrecer la calidad demandada por determinados consumidores. Las importaciones hacia España para el período 2004-2010 fueron de 243.000 ton., mas del doble que las exportaciones, procedentes principalmente de Francia (40%) y de Italia (30%), siendo las variedades mas importadas ‘Golden’, ‘Gala’, ‘Red Delicious’ y ‘Fuji’. Las cantidades importadas suponen casi la mitad de la producción anual de manzana de nuestro país. Como ejemplo citar que el 32% de la ‘Golden’ comercializada en Mercabarna procede de Francia y en los puntos de venta al consumidor el precio de venta es entre un 40-60% superior respecto a la misma variedad producida en España. Las exportaciones, valor medio del período 2004-2010, fueron de 109.000 ton. con destino principalmente a Francia, Portugal, Marruecos y Rusia, siendo las principales variedades exportadas, ‘Gala’, ‘Golden’ y ‘Granny Smith’.
Como consecuencia, a lo largo del período 1984-2010 la superficie y la producción de manzana en España ha disminuido drásticamente, situándose en la actualidad en poco mas de 500.000 ton. (procedentes de menos de 35.000 ha), frente a las 962.000 ton y 59.300 ha de 1984.
La pera ha disminuido en menor proporción, mientras que las especies de hueso y en particular el melocotonero se ha incrementado fuertemente, alcanzando 1.200.000 ton y 76.000 ha (Figura 1) en 2010. Estos cambios se explican fácilmente, teniendo en cuenta que las especies de hueso y también el peral se adaptan mejor a climas cálidos y secos que el manzano y por lo tanto son cultivos más competitivos. España se ha convertido en el país líder de las exportaciones europeas de melocotón.
Figura 1: Distribución de las producciones de las principales especies frutícolas cultivadas en España en los períodos 1985-86 y 2008-10.
Desde el punto de vista varietal, si bien es cierto que el grupo ‘Golden’ sigue siendo el mas importante en España (55% de la producción), éste ha experimentado un gran retroceso en los últimos años, así como el de las ‘Red Delicious’, que ha sido compensado por el incremento de ‘Gala’, ‘Fuji’ y en menor medida ‘Pink Lady’ (Figura 2).
Figura 2: Evolución de la producción de las principales variedades de manzana en España en el período 1992-2010. Fuente WAPA.
Mientras tanto en otros países como Italia y Francia, muy importantes en la producción europea de manzana, una parte importante de la producción de manzana se sitúa en zonas de montaña o media montaña. Así solamente en la provincia autónoma del SudTyrol (Norte de Italia) se produce el 49% de la producción nacional, cultivándose 18.000 has de las cuales 6.000 ha se encuentran en zona de montaña y el resto en zonas de media montaña. Las marcas Marlene y Val Venosta son las importantes en lo referido a Exportaciones hacia España. El Trentino produce el 20% de la producción y el Piamonte el 10%, ambas zonas de media montaña. En total, cerca del 80% de la producción se sitúa en zonas favorables a la obtención de manzana de calidad.
En Francia, la zona de montaña de los Altos Alpes cuenta con 7.800 ha de manzana, mientras que en el Perigord-Limousin, zona de media montaña, se cultivan cerca de 3.000 ha, principalmente de la variedad ‘Golden’, siendo Perlim y Meylim las marcas mas conocidas en el mercado español. El Departamento de Val de Loira, situado a mayor latitud, es la principal región productora junto con la del Tarn et Garonne.
Lo expuesto anteriormente evidencia que en Europa para la producción de manzana de calidad diferenciada, es preciso su cultivo en climas suaves de montaña, media montaña o situados a mayor latitud, que permiten mejorar la firmeza, el color y la calidad de las variedades cultivadas.
El cultivo del manzano en zonas de montaña de Italia, Francia, Suiza o Austria, entre otros países, aporta una diversificación productiva y unos ingresos, ya sean suficientes para la empresa familiar, o complementarios (part time) con otras actividades como el turismo (bed and breakfast) o la agropecuaria (viña, pequeños frutos, ganado). Además ocupa una parte importante de la población en todo el ciclo de producción y comercialización (poda, aclareo, recolección, transporte, clasificación, distribución, etc.) que permite una mayor vertebración del territorio y un retorno al mismo del valor añadido al producto, con una fuerte revalorización de las superficies plantadas.
Los datos expuestos muestran la diferencia existente en la actualidad en la localización y estructura productiva del manzano en España en comparación de Italia y Francia. Ha habido en nuestro país diferentes experiencias de producción de manzana en altura para el suministro a los principales mercados nacionales. Este fue el caso de l’Alt Urgell o la Cerdaña (Cataluña) que a finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX fueron productoras de manzana y pera antes del despegue de las importantes zonas productoras de Lleida, Baix Llobregat, Ribera d’Ebre y Girona, donde actualmente se sitúa la mayor parte de la producción de manzana, pera, melocotón y cereza de Cataluña. En dichas comarcas de montaña todavía se dispone de algunas plantaciones de manzana y de pera (Puigcerdà, Alàs, etc.).
A nivel de España se han realizado en los últimos años diversas plantaciones comerciales de manzano en altura, aunque escasas, en Sierra Nevada (Granada), el Burgo de Osma (Soria) y Calatayud (Zaragoza), entre otras. La mayoría están situadas en alturas próximas a los 700 m. de altitud, con el objeto de obtener una manzana de mayor calidad.
En 2007 se publicó en el BOE la Ley de Desarrollo Rural Sostenible y al amparo de la misma se firmó el convenio entre la recién constituida Asociación para el Desarrollo de la Ribagorza Románica (ADRR) y el MARM para dar soporte, como zona piloto, a diferentes actividades económicas para el desarrollo sostenible de la zona de actuación de la Ribargorza Románica (catalano-aragonesa) por un período de 5 años (2008-2012). En el ámbito agrario dicho plan incluye el estudio de opciones económicas complementarias a las actuales, a saber la ganadería y el turismo. En base a lo expuesto anteriormente, se deduce que la producción de fruta y en particular de manzana y pera, constituía una opción destacable de la que se disponía de amplia experiencia en otras zonas de montaña de Italia y Francia pero no en España.
Establecido el contacto entre la ADRR y el IRTA en noviembre de 2008, se evaluó la posibilidad para la implantación a nivel experimental de diferentes cultivos como la manzana, la pera, la viña o los pequeños frutos, eligiéndose como opción final la manzana y la pera. Ambas especies, por la tradición en las comarcas de montaña, son las que se han producido a lo largo de los siglos para su consumo familiar de estas frutas, ya fuera frescas o cocidas, e incluso para la venta en mercados locales. Como se ha comentado anteriormente, incluso parte de estas producciones de determinadas comarcas (Alt Urgell y Cerdanya), se destinaba al área metropolitana de Barcelona antes de los años 50.
En el año 2009 se firmó el convenio de colaboración entre el Departament d’Agricutura, Alimentació i Acció Rural de la Generalitat (en nombre del IRTA) y de la ADRR para el establecimiento de un campo experimental de frutales en la localidad de Llesp (comarca de la Alta Ribagorça-Lleida). Se trataba de una iniciativa pionera en el estado español, dado que no se disponía de referencias de este cultivo en zonas de montaña próximas a los 1000 m de altitud.
La actuación condujo a la plantación de 13 variedades comerciales de manzana: grupo ‘Gala’, grupo ‘Golden’, grupo ‘Braeburn’, grupo’ Fuji’, ‘Reineta Gris’ y otras desarrolladas en forma de club: “Ariane®’, ‘Rubens®’, ‘Evelina®’ y ‘Junami® (Milwacov) y dos de pera (‘Angelyscov’ y ‘Conference’). El objetivo era evaluar su comportamiento productivo y la calidad del fruto, y en base a los resultados obtenidos y a los costes de plantación evaluar posteriormente su rentabilidad como opción productiva. La plantación se realizó en líneas completas para cada variedad (de 30 a 70 árboles) en marzo de 2009, utilizando un marco de plantación de 3,6 x 1,2 m (2315 árboles/ha), portainjerto enanizante M-9 EMLA y árboles preformados. Se utilizó el eje central como sistema de formación, el riego localizado para la fertirrigación y riego por aspersión para la defensa antihelada. Se instalaron mallas para la protección antigranizo antigranizo en marzo de 2011.
En la zona de actuación de la ADRR todavía se preservan ciertas variedades autóctonas de manzano y peral, cultivadas durante siglos en los campos destinados a la producción de cereales y/o forraje o en los márgenes de los mismos; que en el pasado constituían el único aporte de fruta en zonas de montaña a lo largo del otoño-invierno. En las últimas décadas y debido a la especialización en la producción ganadera y a la mecanización de las tareas agrícolas para la producción de forrajes, estas variedades han ido desapareciendo progresivamente. Ello ha supuesto una pérdida irreversible de un patrimonio genético de gran valor por aportar unas características únicas (sabor, textura, presentación, etc.) y una perfecta adaptación al medio donde se han cultivado. Fue por ello que la plantación de variedades comerciales en la finca experimental se complementó con la prospección en el año 2009 de las diferentes variedades autóctonas de manzana y pera todavía existentes en el territorio de la Ribagorza Románica (catalano-aragonesa) constituido por 14 ayuntamientos, Figura 3. Posteriormente en 2010 se injertaron en los patrones correspondientes y en marzo de 2011 se plantaron para su evaluación en la finca experimental un total de 113 variedades: 50 de manzana y 63 de pera.
Figura 3: Zona geográfica de la Ribagorza Románica que incluye la comarca de la Alta Ribagorza (Cataluña) y parte de la Ribagorza (Aragón).
Con respecto a la evaluación de variedades comerciales de manzana, en 2009 se obtuvieron las primeras producciones, que aunque no significativas, mostraron ya el potencial del cultivo en cuanto a calidad del fruto. En 2010 éstas fueron importantes alcanzándose en algunas variedades como ‘Ariane’ cerca de 20 ton./ha, a pesar de la afección por el pedrisco del mes de Julio. Para 2011, tercer año de plantación, las producciones obtenidas han oscilado entre las 15 ton./ha para variedades que presentaron alternancia, hasta las 41 ton./ha para variedades como ‘Ariane®’ o ‘Milwa®’.
La evolución de los datos de calidad instrumental como son la firmeza, los contenidos de sólidos solubles, la acidez y el estado de madurez (Índice de almidón 0 -inmaduro- a 10 -maduro) a lo largo de 5 fechas de cosecha para las diferentes variedades mostraron una lenta evolución de los mismos en particular de la firmeza y del índice de almidón, como se observa en la Figura 3 para la variedad ‘Gala’. Comparando estos valores con los resultantes en la zona de llanura para las mismas variedades y año, además de una maduración mas lenta, la firmeza y la coloración de los frutos son claramente superiores, la pulpa es mas crujiente, mas jugosa y mas aromática. Ello proporciona una ventana mas amplia de cosecha, una óptima presentación de los frutos en variedades bicolores y una mejor calidad organoléptica para el consumidor. De hecho, este es el comportamiento que cabía esperar en una zona de montaña. Ello se debe principalmente a temperaturas mas bajas (entre 6 y 10ºC) durante el período estival-otoñal y a una mayor pluviometría respecto a las zonas de llanura.
Figura 4: Evolución de los parámetros de calidad instrumental, peso y calibre del fruto de las variedades ‘Brookfield Gala®’ (izquierda) y ‘Rubens®’ (derecha) en el año 2011 en la Finca Experimental de Llesp (ADRR-IRTA).
En 2011, tercer año de plantación, se han obtenido resultados que permiten realizar una valoración, aunque no definitiva, del potencial productivo y de la calidad de las variedades evaluadas en una zona de montaña. El calibre de los frutos ha sido similar al obtenido para las mismas variedades en la zona de llanura, mientras que el color ha sido netamente superior. Los parámetros de calidad instrumental se han caracterizado por valores elevados de firmeza y su buen mantenimiento en el tiempo. Los contenidos de azucares y la acidez de los frutos han sido elevados, por lo que la calidad global (presentación y sabor) ha sido destacable.
Los datos disponibles hasta el momento van en la línea de lo esperado en cuanto a producciones, calibre y calidad del fruto. Las producciones han sido elevadas en los primeros años de plantación y por tanto las propias de una plantación intensiva.
Sin embargo, la producción en zonas de montaña muestra algunos inconvenientes con respecto a las de llanura como son:
- El mayor riesgo de heladas.
- Mayor afección por enfermedades (principalmente moteado en manzana).
- Disponibilidad de un menor período vegetativo.
- Orografía de las parcelas con mayores dificultades para la mecanización y menor dimensión de las mismas.
- Mayor distancia hasta los lugares de consumo.
Todas estas limitaciones deberían ser compensadas por un precio superior que permita una adecuada remuneración de la inversión y el mantenimiento de la actividad agrícola y de la población unido al resto de actividades económicas de cada zona.
Figura 5: Jornada de fruticultura de montaña celebrada en El Pont de Suert el día 7 de octubre de 2011 y organitzada per la ADRR, con una notable asistencia de público que demuestra el interés por este tema.
CONCLUSIONES
Aunque se trata de datos que requieren una confirmación en años próximos, los resultados obtenidos en cuanto a producción y calidad de los frutos, permiten afirmar que la producción de manzana en zonas de montaña puede constituir un complemento y/o una alternativa viable a la tradicional actividad agropecuaria, dependiendo del tamaño, de características de las explotaciones (dimensión, altura, orografía, accesibilidad y disponibilidad de agua) y de la disponibilidad de mano de obra. Así mismo puede aportar unos ingresos adicionales y complementarios a la actividad turística y evitar el progresivo despoblamiento en aquellas zonas rurales donde la actividad ganadera se encuentra en declive como es el caso de diferentes comarcas turísticas del Pirineo. Para su producción y para la protección antihelada, en el caso de que sea necesario, es imprescindible disponer de agua para el riego.
La adecuada valorización de las producciones por su superior calidad y su mayor proximidad a los centros de consumo, respecto a la manzana de importación, será un elemento clave para incentivar en un futuro su producción a escala comercial.
FOTOGRAFIAS
La falta de color y de firmeza son dos de los factores limitantes para la producción de manzana de calidad en zonas de Llanura en climas cálidos.
Vista de la parcela Experimental de Llesp en la Alta Ribagorza (Lleida), situado a 980 m de altitud, donde se evalúan diferentes variedades comerciales de manzana y pera, así como variedades autóctonas, en base al convenio de colaboración entre la ADRR i el DAAM-Generalitat de Catalunya, actuando el IRTA como organismo ejecutor.
Una óptima coloración de los frutos y una textura óptima se obtienen con el cultivo del manzano en altura, como en la Alta Ribagorza (Lleida). A la izquierda variedad ‘Brookfield Gala®’ y a la derecha ‘Ariane®’.
Ignasi Iglesias
Doctor Ingeniero Agrónomo
Responsable programa evaluación nuevas variedades
IRTA